Noticias
LA FIESTA DE LA ASCENSIÓN DE CRISTO
- Hits: 868
Jesús después de Su Resurrección no vivió junto a sus discípulos como lo había hecho antes de su muerte. Lleno de la gloria de su divinidad, apareció a los suyos en distintos lugares y en distintos momentos, asegurándoles que en verdad era Él, pero en adelante vivo en su cuerpo resucitado y glorificado. Después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del Reino de Dios. (Hechos 1,3) Se utiliza el periodo de tiempo de cuarenta días en la Biblia a menudo. Significa un periodo de cumplimiento y plenitud. (Génesis 7,17; Éxodo 16,35; 24,18; Jueces 3,11; I Samuel 17,16; I Reyes 19,8; Jonás 3,4; Mateo 4,2).Cuarenta días después de su pascua, Jesús ascendió a los cielos para ser glorificado a la diestra del Padre. (Hechos 1,9-11; Marcos 16,19; Lucas 24,51) La Ascensión de Cristo es su partida física final de este mundo después de Su Resurrección. Es el cumplimiento de su misión en este mundo como el Salvador Mesiánico. Es su glorioso retorno al Padre quien lo había enviado al mundo para llevar a cabo la obra que le había designado. (Juan 17,4-5)
Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo. (Lucas 24,51-52)
La celebración que la Iglesia hace en esta fiesta de la Ascensión, tal como en todas las demás fiestas de este tipo, no es un simple recordatorio de algún acontecimiento sobrenatural en la vida de Jesús, Cristo volando hacia arriba al cielo. Las Sagradas Escrituras enfatizan la partida física de Cristo y su glorificación por Dios Padre, junto al gran regocijo que experimentaron los discípulos al recibir la promesa del Espíritu Santo quien vendría para asegurarles la presencia del Señor con ellos, capacitándoles para ser sus testigos hasta los confines de la tierra. (Lucas 24,48-53; Hechos 1,8-11; Mateo 28,16-20; Marcos 16,16-19)
En la Iglesia, los creyentes celebran estos acontecimientos con la convicción de que la partida de Cristo desde este mundo ha sucedido para ellos y para la humanidad entera. El Señor se va para que sea glorificado junto a Dios Padre y para glorificarnos a nosotros juntamente con Él. Él se va para preparar un lugar para nosotros, y para llevarnos a todos a la dicha y bienaventuranza de la presencia de Dios. Nos abre el camino para que todos podamos entrar “el santuario celestial… el Lugar santo no hecho por manos humanas.” (Ver Hebreos 8 al 10) Se va para poder enviar el Espíritu Santo, quien procede del Padre, y dará testimonio acerca de Él y Su Evangelio en el mundo, haciéndolo poderosamente presente en la vida de sus discípulos. (Rvdo. padre Tomas Hopko)